La Boca, Avellaneda, Barracas, Puente Alsina
El bajo de Belgrano y en el mismo arrabal
Fue siempre respetado el zurdo Cruz Medina
Por ser un buen amigo, muy noble y servicial
Fue hombre entre los hombres, fue taita entre matones
Pasó su vida breve allá en el arrabal
Donde se oyó de noche la ronda de botones
Y en un café del barrio solloza un bandoneón
Era un malevo sin trampas, sin padrinos ni agachada
Nada de compadrada, pero de temple y acción
Caseros lo vio jugarse sin achicar la parada
Y en el hampa está sentada su fama de gran varón
Pero una noche de ésas allá en Avellaneda
Guapeándole a la yuta por dentro el arrabal
Sonaron cuatro tiros y sobre la vereda
Caía Cruz Medina blandiendo su puñal
Pronto saltó la bronca, cayó la policía
Y en un charco de sangre al malevo encontró
Herido mortalmente, rebelde en su agonía
Pero con voz de macho de esta manera habló
"No me pregunten, agentes, quién fue el hombre que me ha herido
Será tiempo perdido porque no soy delator
Déjenme nomás que muera, y de esto nadie se asombre
Que el hombre para ser hombre no debe ser batidor"