No tenemos perdón, hemos pecado,
Dios conoce tu deseo y mi locura, y aunque nunca
nuestras bocas se han besado, con lo ojos se embriagaron
de ternura, es tu sangre que me abraza y me da fiebre, y es mi
sangre que te busca con delirio, sin oírte yo he sabido que me quieres
y sin hablarte ya conoces mi martirio, martirio de saberte toda mía,
de pensar que día a día eres mía y no lo sé, vergüenza de luchar con mi conciencia
que reacusa y me sentencia por vivir pensado en ti.
Castigo de querer lo que es prohibido, de saber que llevo
herido a mi pobre corazón, y trato de soñarte entre mis
brazos y en mis manos ni un retazo luego que era de este amor.
Martirio, de saberte toda mía, de saber que día a día eres mía y no lo se,
vergüenza de luchar con mi conciencia, que me acusa y me sentencia por vivir
pensando en ti.
Castigo de querer lo que es prohibido, de saber que llevo
herido a mi pobre corazón, y trato de soñarte entre mis
brazos y en mis manos ni un retazo luego que era de este amor.
